Tianguis de los sábados en Polanco

Cuando llegamos a vivir a CDMX hace ya casi 13 años (al escribir esto yo misma me sorprendí de cómo se pasa el tiempo de rápido, “13 años cumplimos a principios de marzo” pensé y ¡suspiré!) y viniendo de vivir en Londres por muchos años, la CDMX me parecía toda ella una novedad. Un novedad que emocionada yo poco a poco iba descubriendo. Al ser regia de corazón (toda nuestra familia está en Monterrey y nací y crecí allá) y al ser la prima vez que vivíamos en CDMX eso lo hacía más fascinante, era una aventura nueva por vivir, porque iba descubriéndola paulatinamente,,, y me iba dando cuenta de cómo Mexico es un país que tiene costumbres y tradiciones muy profundas. Algo que observé desde el principio, fueron los famosos “tianguis”. Para mí eran mercados. Pero poco a poco me fui dando cuenta que los tianguis tienen algo especial. Entendí que la diferencia de un tianguis con un mercado es que el tianguis es un “mercado” ambulante, por lo general al aire libre, con puestos semi fijos mientras que el mercado tiene locales fijos y por lo general es cerrado y no es itinerante. Cosas que uno va aprendiendo aquí. Además por lo general cada colonia tiene sus tianguis, que ponen en ciertos días de la semana y uno puede ir a comprar productos frescos y a buen precio. Los tianguis, que por cierto investigué que la palabra “tianguis” viene del náhuatl tianquiz(tli) “mercado”, en el México prehispánico eran muy importantes y el “trueque” (es decir el intercambio) es lo que más se utilizaba en ellos. Además leí por ahí que también utilizaban como moneda el cacao. Se me vino a la mente el mercado de Tlatelolco pues recuerdo que vi en el museo de antropología una recreación de ese mercado que me impresionó y leí que en 1337 ya abastecía a la población Mexica de todos los productos y que cuando llegaron los españoles se sorprendieron con la organización de los tianguis que había aquí en México. Después de darles un poco de historia e introducción de los mercados y tianguis en México, regreso a mi objetivo original, contarles del tianguis de mi querido Polanco. Un tianguis emblemático.

Tianguis porque sólo se pone los sábados en la parte este del parque Lincoln, a un lado del teatro Ángela Peralta.

Ir los sábados al tianguis es una maravilla.  Yo siento como si Polanco se transformara. Como si por arte de magia, estuviera en otra parte, en algún pueblo fuera de la CDMX. Esa sensación me da. Lo más increíble es esa parte del parque Lincoln como se convierte en este mercado vibrante, alegre,   lleno de puestos con una gran variedad de alimentos frescos, productos para el hogar, comida, plantas, ropa etc ,, los puestos de frutas y verduras al verlos tan coloridos y todo perfectamente acomodado hacen que te sientas orgulloso de ser mexicano. ¡Así me sentía yo! Al ver la variedad impresionante que tenemos de frutas exóticas y de temporada y verduras también, desde mameyes, chico zapotes, zapote negro, papayas, higos, chirimoyas, mangos, guayabas, ciruelas, hasta verduras muy nuestras como los chayotes llenos de espinas, nopales, ejotes, calabazas, huitlacoche, hongos, grandes variedades de chiles, verduras de la milpa,,, No puedes no sentirte orgullosa de todo la riqueza que nuestro país tiene. No podían faltar los puestos de hierbas, leguminosas como varios tipos de frijol, granos y semillas hasta puestos de quesos y cremas, de aguacate y guacamole ¡recién hecho ahí! Me quedé observando justamente el puesto del guacamole, como en un molcajete muy grande estaban ahí haciéndolo con esos aguacates perfectos que ya quisieran muchos en otros países tener. También había una pollería, un puesto de esquites que se veían increíbles, otro que vendía productos de maíz como tortillas, sopes y tlacoyos, por supuesto no podía faltar el puesto de gorditas de nata recién hechas, siempre con la fila de gente esperando a comprar, ¡una delicia! Además, puestos de ropa, utensilios de cocina, artesanías, plantas, accesorios para celulares, juguetes, bolsas, un sinfín de puestos con una gran diversidad de cosas. Verdaderamente entrar al tianguis de Polanco es fascinante. Es entrar a un pequeño mundo donde encuentras de todo incluyendo cosas que pensabas que no necesitabas y que de pronto encuentras y terminas comprando.

Algo que estuve observando, fueron familias de extranjeros deleitándose sorprendidos con nuestra comida o con las frutas y verduras. ¡Encantados! Claro, es que como México no hay dos. Ví una familia de franceses, los papás y tres hijos adolescentes maravillados probando y comprando. También observé unos papás que asumo eran alemanes pues escuché que hablaban en alemán con su niño pequeño al que le daban a probar un mango y el niño estaba feliz.

Una de las partes que más me gusta del tianguis es que del lado de la calle de Luis G. Urbina esquina con la calle Aristóteles se ponen los puestos de comida, de antojitos principalmente o como dirían acá “garnachas”, donde te puedes sentar a comer. Caminé y observé todas aquellas delicias, desde diferentes tipos tacos incluyendo de cabeza, cachete, molleja, maciza, hasta tacos de trompo y pastor, suadero con unas salsas en esos molcajetes muy grandes que podrían ser estrella Michelin en cualquier otro país ¡sin duda! Hasta flautas bañadas en salsa, tlacoyos recién hechos en el comal, quesadillas y aguas frescas de sabores que cualquier extranjero se volvería loco al probar, como guanábana, limón con chía, piña con naranja, sandía, maracuyá, horchata, jamaica, sabores inigualables y únicos de nuestro México querido. Además, no podía faltar el toque folclórico de este México mágico surreal, un señor mayor tocando su guitarra y cantando a todo pulmón “con zapatos de tacón, las niñas se ven mejor,,,,” ¡me encantó! Por supuesto le di una propina y lo felicité, pues le ponía tanto empeño a la cantada que se lo merecía.

Cuando se trata de calidad, precio y frescura el tianguis de Polanco es una gran opción, además del paseo, de salir en sábado en la mañana cuando el parque está lleno de familias y con mucha vida.

Esa mañana, como buena local, salí del tianguis con mis compras en mano disfrutando el camino de regreso a casa, una mañana hermosa por cierto, pensando que soy muy afortunada en tener cerca este tianguis de los sábados, tianguis que enriquece mucho a mi querido Polanco. ¡Vale la pena que lo visiten!

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