Museo de Antropología, nuevas salas Etnográficas 

“este museo debe ser un lugar en el que “los mexicanos al salir de él, salgan orgullosos de ser mexicanos” -Adolfo López Mateos

Desde que nos venimos a vivir a CDMX hace ya casi 13 años (después de haber vivido 10 años en Londres) la opción más obvia para vivir acá y que queríamos era Polanco. ¿Porque obvia?  Porque viniendo de Europa (bueno, teóricamente del Reino Unido) estábamos acostumbrados a caminar, a hacer las cosas caminando y sobre todo yo no quería hacer mi vida la mayor parte del tiempo en coche. Tuvimos la suerte de encontrar un departamento muy bien ubicado y para mi mayor alegría muy cerca de Chapultepec. Muy cerca del bosque y sus museos, entre ellos el Museo de Antropología que es verdaderamente una JOYA. Su arquitectura no deja de sorprenderme, construido por el reconocido arquitecto Pedro Ramírez Vásquez e inaugurado en 1964, para mí es un edificio por el que no pasa el tiempo. Por ahí leí alguna vez algo que no se me olvidó, que el presidente de ese entonces cuando se construyó, Adolfo López Mateos dijo: “este museo debe ser un lugar en el que “los mexicanos al salir de él, salgan orgullosos de ser mexicanos”. Y sí, así me siento yo cada vez que voy a visitarlo.

Hace unas semanas fui con un grupo en el que hacemos paseos y visitas una o dos veces al mes a visitar las nuevas salas etnográficas en el segundo piso. Digo “nuevas” porque fueron renovadas completamente con una nueva museografía y  en enero pasado fueron “reinauguradas”. Yo no recordaba haber ido a ver estas salas así que no sabía qué esperar y fue una GRAN sorpresa que superó mis expectativas por mucho. Estas salas maravillosas, especializadas en el estudio de las costumbres y tradiciones de los pueblos y sus civilizaciones, realmente me sorprendieron. Recorrerlas con nuestro guía y grupo fue un regalo en el cual disfruté y aprendí mucho. Las salas incluyen pueblos, lenguas y cultura. Comida, identidades, fiestas y rituales y por último textiles. Yo veía y leía con gran asombro, ¡mucho que aprender de nuestro país! Por ejemplo, en nuestro México existen 68 pueblos indígenas cada uno con su propia lengua, muchas de ellas ya en riesgo de desaparecer. Las salas están llenas de objetos, mapas, pinturas relacionadas con temas como costumbres y tradiciones de pueblos indígenas, incluso la sección de comida me pareció fascinante. Ver todos los alimentos originarios de México y que ha aportado al mundo y también los alimentos que los españoles nos trajeron ,,, pensar que gracias a esa mezcla nuestra gastronomía  mexicana es riquísima. Al mismo tiempo que aprendía y caminábamos por las salas, disfrutaba de ver el gran patio central del museo desde sus ventanas con esas como celosías con figuras geométricas que son tan características de la arquitectura de este gran museo y viendo por supuesto la gran fuente en el centro del patio, esa fuente tan emblemática y llamada “El Paraguas” que mide 12 metros de altura (ya les contaré más de su historia en otra ocasión). Las salas están complementadas con pinturas de grandes artistas como un especie de mural de Carlos Mérida (uno de mis artistas favoritos) que me hipnotizó desde que lo vi y me tuve que sentar a contemplar esta obra hermosa. Leí que en realidad es una “caja de luz con paneles de acrílico de colores y sobreposición de piezas de madera texturizada” obra que hizo en 1964 y pertenece a la colección del museo.  También por ahí descubrimos otra pintura monumental que nunca había visto de Leonora Carrington, “El mundo mágico de los mayas”  de 1964 y que está hecho con temple sobre panel y que me pareció una maravilla.

Así vas recorriendo las salas, aprendiendo, contemplando y acompañada por obras así de maravillosas.

A continuación pasamos a las salas de fiestas y rituales, también mucho que aprender ahí, sobre las costumbres y tradiciones. ¡Muy bien puestas! Salas que se enfocan en como se viven las fiestas en comunidad, en sus danzas, máscaras, convivencia, lugares sagrados con elementos cristianos y prehispánicos y hasta elementos africanos.¡Muy interesante! Por último llegamos a una sala que a mí me pareció la joya de la corona: la sala de los textiles. Los textiles de México.¡Quélocura de sala! ¡Impresionante! Te maravillas al ver la variedad de textiles hechos por los pueblos indígenas, cada región con su estilo y materiales, técnica de confección y ornamentación distinta.Únicos e irrepetibles. Aprendí cómo cada tejido, con su bordado y material tienen características distintas dependiendo de la región, cultura, clima y recursos naturales. Podías ver materias primas desde algodón y fibras vegetales hasta seda y lana. ¡Una maravilla!  Verdaderamente, sales asombrado de esa sala y de ver la riqueza textil que tiene nuestro país,,, a veces se nos olvida o no nos damos cuenta realmente de toda la gran riqueza que hay en este país. Por eso, es bueno que de vez en cuando se den la vuelta a este GRAN museo. Que siempre estáahíesperándonos con los brazos abiertos. Es más, ni si quiera tienes que ir a recorrerlo todo en un mismo día. Yo recomendaría ir a ver alguna sala con calma y disfrutarla. Y así, estar regresando. Esa mañana salí con ganas de compartir e invitar a la gente a que vaya a visitar más este museo.¡Todas estas salas etnográficas merecen mucho la pena! Fue una mañana muy enriquecedora para mí  y como dijo el presidente López Mateos : salí del museo sintiéndome orgullosa de ser mexicana.

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